El pesebre venezolano tiene su origen en las tradiciones españolas traídas al nuevo mundo por los colonizadores, los indígenas y esclavos africanos en su condición “no cristiana” no aportaron significación alguna a estas fiestas salvo la influencia aportada a la parte gastronómica de los festejos de navidad. Recibimos a través de la colonización española la esencia del nacimiento del Niño Jesús, esencia a la que se fueron añadiendo las reinterpretaciones que ahora caracterizan la navidad latinoamericana. Su esencia ha permanecido ante los cambios generalizados sufridos por la cultura navideña. El venezolano de nuestros días no ha renunciado a la costumbre de «poner el pesebre», incorporándole como compañeros del escenario navideño el arbolito y otros adornos de más reciente introducción. Esto último particularmente en el entorno urbano, en donde se depende cada vez más de la industrialización de la navidad. En el ámbito rural y en el menos urbanizado, aún se dispone de espacio y tiempo suficientes para seguir con la tradición del pesebre el cual se presenta de forma creativa.
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